viernes, 27 de agosto de 2010

LAM, “PRIMERA MONOGRAFÍA EN MÁS DE 30 AÑOS”


Fue amigo de Pablo Picasso y de André Breton. Sus obras figuran hoy en las colecciones del Museo Guggenheim y del Museo de Arte Moderno de Nueva York, del Museo de Arte de Yokohama, de la National Galerie de Londres y del Musée national d’Art moderne de París… Es indudable que el pintor cubano Wifredo Lam (1902-1982) nos dejó una obra que se caracteriza por su formidable fuerza y su universalidad.

HC-Editions acaba de publicar Lam, obra presentada como “la primera monografía que se publica en más de 30 años sobre el más importante de los pintores cubanos”. El volumen incluye reproducciones de más de 300 obras entre pinturas, dibujos, cerámica y esculturas, con texto de Jacques Leenhartd.

Como pintor de renombre mundial, el cubano Wifredo Lam es considerado uno de los creadores más importantes del siglo 20, junto a Pablo Picasso, André Breton y Max Ernst, quienes se contaron entre sus amigos.

A lo largo de 30 años, innumerables investigaciones han abordado las diferentes facetas del arte del cubano Wifredo Lam. Pero faltaba aún la realización de un trabajo de acercamiento y comparación entre los diferentes elementos recogidos en esas investigaciones. Jacques Leenhardt explora así todas las sutilezas de la obra de Lam a través de un nuevo enfoque global, señala el editor de la monografía, precisando además que la visión de Leenhardt es “inédita”.

El autor de Lam plasma la trayectoria del pintor cubano con respecto a su origen pluriétnico y a los acontecimientos que caracterizaron la época que vivió. El propio Leenhardt describe a Wifredo Lam como un artista viajero, abierto y ávido de conocimiento, anticonformista y contestatario, atormentado pero confiado.

Leenhardt evoca al hombre de los encuentros, al amigo de los poetas –entre los que encontramos figuras como Aimé Césaire, André Breton et René Char– así como su compromiso político con la lucha contra el fascismo, contra el racismo y las dictaduras. Wifredo Lam encarna la singularidad del artista al que es imposible clasificar con una etiqueta, del artista que ha tenido la virtud de saber regresar a los orígenes precisamente para liberarse de ellos, que fue capaz de conciliar primitivismo y modernidad.

Lam estudió a los maestros del pasado –Bosch y Goya fueron sus modelos, como también lo fueron Chardin y Matisse– pero bebió también en las aguas de los vanguardistas y de los surrealistas, que fueron para él profesores en materia de libertad artística. El cubano quiso dar origen a una forma de expresión enteramente transcultural.

El crítico Fabien Simode subraya por su parte que son pocos los autores que, como Alain Jouffroy en primer lugar, “se han atrevido a aventurarse en el desértico campo de la crítica sobre la obra de Wifredo Lam”. En el sitio web ArtClair.com, Fabien Simode recuerda que en 1939 Pablo Picasso llevó a sus amigos a la primera exposición de Wifredo Lam, en la galería Pierre. En su obra Le Surréalisme et la peinture de 1945, André Breton opta por dejar la palabra a Picasso cuando se trata de Lam “ya que, con Lam, se trata de pintura como nunca”.

Una hermosa monografía… en espera de un trabajo “de fondo”

Aimé Césaire, quien conoció al pintor cubano cuando este último estuvo en Martinica, en 1941, escribió sobre él: “Y la pintura de Wifredo Lam transita con su carga de rebeldía: hombres de sexos germinados, empujados en sentido contrario, hieráticos y tropicales: dioses.”

Picasso, Breton y Césaire, tres padrinos titánicos y fieles. Quizás demasiado, lo cual pudiera justificar quizás la falta de estudios sobre el pintor cubano. “Es por eso que la monografía de Leenhardt, presidente de la Asociación de Amigos de Lam, es muy bienvenida”, escribe Fabien Simode.

Simode estima que se trata de una monografía “hermosa, de una presentación a pesar de todo algo pasada de moda”. Pero, agrega, “resulta imponente por su envergadura en materia de reproducciones más que por la de su exégesis, demasiado escolástica”.

“Poco importa ya que nos muestra una obra fuerte y coherente que, por sí sola, debería dar lugar a vocaciones”. Lo cual implica la necesidad de la realización de un trabajo “de fondo”.

Notas:

(1) Con 320 páginas a color, el libro incluye además varios anexos, una biografía, la relación de las exposiciones individuales y colectivas del artista, un listado de monografías, un índice de obras y un índice de nombres de personas.

(2) Jacques Leenhardt (1942-) es Doctor en Sociología y Filosofía, director de Estudios en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París y dirige actualmente el equipo Fonctions Imaginaires et Sociales des Arts et des Littératures del CNRS (Centro Nacional de investigación Científica de Francia, siglas en francés). Preside además la Asociación de Amigos de Wifredo Lam en París. Ha publicado varias obras como crítico de arte.

(3) Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castilla, nacido en Sagua la Grande (Cuba), fue el octavo y último hijo de una pareja que se caracterizó por sus orígenes étnicos extremadamente diferentes y su gran diferencia de edad. Su madre, Ana Serafina Castilla, mulata cubana nacida en 1862, era descendiente de españoles y de negros provenientes del Congo. Su padre, Enrique Lam Yam, nacido en 1818, era un inmigrante chino originario de la región de Cantón y había vivido en Estados Unidos antes de instalarse definitivamente en la ciudad cubana de Sagua la Grande, donde se dedicó al comercio y fue además escribano público para los emigrantes chinos. Era un hombre culto que hablaba varios idiomas y dominaba varios dialectos cantoneses. El padre de Wifredo Lam fallece en 1926, a los 106 años. Su madre muere en 1944.

Texto de Michel Porcheron. Traducción de Hugo Vidal
Fuente: Cubarte

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