domingo, 12 de septiembre de 2010

"LA NOCHE DE LOS LAPICES", PELICULA ARGENTINA SOBRE LOS SUCESOS DEL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1976

Título original: La Noche de los Lápices
Nacionalidad: Argentina
Año: 1986
Duración: 105 min.
Director: Héctor Olivera
Guión: Daniel Kon
Música: José Luis Castiñeira de Dios
Reparto: Alejo García Pintos; Vita Escardó; Pablo Navarro; Leonardo Sbaraglia; José María Monje; Pablo Machado; Adriana Salonia; Tina Serrano; Héctor Bidonde; Alfonso De Grazia;, Lorenzo Quinteros; Manuel Callau; Francisco Cocuzza; Andrea Bonelli; José María López; Alberto Busaid
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Sinopsis
En la Argentina de 1976 un grupo de adolecescentes estudiantes de secundaria en la ciudad de La Plata son detenidos de madrugada en el marco del advenimiento del gobierno dictatorial de la Junta Militar. Sus familiares intentan descubrir las razones del apresamiento y el paradero de los jóvenes, pero descubren que para las autoridades del país no han sido detenidos, sino que han desparecido.


Durísima película sobre uno de los episodios más famosos y macabros de la violaciones de derechos humanos en masa que se dieron en Argentina durante la dictadura militar. Como mérito extra cabe aludir al hecho de haberse rodado en una fecha tan temprana como 1986 cuando aún los hechos estaban muy recientes en el contexto del proceso de esclarecimiento histórico impulsado por el gobierno de Raúl Alfonsín y el procesamiento a los jefes de las juntas militares (Videla, Massera, Viola...) por parte del fiscal Julio César Strassera.

La película en sí está bastante bien llevada, con un dominio muy bueno del lenguaje fílmico y con unas interpretaciones muy creíbles, con la sorpresa de encontrar dentro del reparto a un jovencísimo Leonardo Sbaraglia. Se podría decir que frente a otras películas de la misma temática La Noche de los Lápices supone un punto medio entre la sugerencia dramática de Desaparecido (Missing) y la crudeza descarnada de Garaje Olimpo.

El principal fundamento de la película es reflejar lo que supone la desaparición de personas como amenaza a la seguridad y dignidad individuales (al desaparecido se le despoja de cualquier esperanza y de cualquier posibilidad de reclamar el respeto a los derechos que le asisten como persona), colectivos (supone una desestabilización del entorno familiar y afectivo de la víctima que se ve subsumida en un psicotizante estado de intranquilidad ante el no saber) y por úlitmo de la colectividad social en sí ya que el uso de la desaparición es un mecanismo de extensión del miedo en toda la sociedad y de narcotizamiento social.

Especialmente destacable puede resaltarse el guión, con juegos verbales de inusitada profundidad dramática como cuando uno de los represores responde a las invocaciones a Dios de uno de los detenidos contestando "Aquí Dios somos nosotros".

En definitiva, una película muy bien rodada que no pierde en ningún momento su carácter de instrumento fílmico de testimonio histórico y social, que pese a lo que pueda parecer a simple vista presenta unos acontecimientos muy cercanos en el tiempo y en el espacio como muestran los informes de las organizaciones de derechos humanos internacionales (Amnistía Internacional, Human Rights Watch) acerca de la extensión de la tortura y las violaciones de derechos humanos en el mundo.

VER PELICULA: http://www.pcoe.net/CINE/noche%20lapices.html

2 comentarios:

paola dijo...

una película imprdible.. todos los que vivimos en apartamentos en buenos aires o mismo en toda la Argentina debemos recordar y nunca olvidar de lo que paso en 1975 para que nunca vuelva a pasar. todos los estudiantes tienen derecho a luchar por sus derechos o a opinar con respeto todo lo deseado.

Unknown dijo...

¡Es grandiosa! La película narra la historia de Pablo (Alejo García Pintos), Claudia (Vita Escardo), Horacio (Pablo Novarro) Daniel (Leonardo Sbaraglia) Panchito (José Mª Monje) Claudio (Pablo Machado) y María Clara (Adriana Salonia). Una propuesta que circula por dos veredas; la del horror y la del sentimentalismo. La del horror obviamente reflejado en las gráficas escenas de tortura y abuso por parte del ejército. Todas ellas desarrolladas sin ninguna clase de pudor, pero también sin efectismos, sin caer en el morbo innecesario, mostrando solamente lo indispensable, para hacernos ver la barbarie a la que estos chicos fueron sometidos. El lado sentimental de la película va por las escenas en que a todos ellos se los ve juntos, compartiendo su encierro, compartiendo el miedo y la miseria de su cautiverio.