lunes, 3 de enero de 2011

"CUBA EN REVOLUCIÓN": DOS FOTÓGRAFOS REVISITAN EL PASADO

Osvaldo Salas, Comandante Camillo Cienfuegos and Captain Rafael Ochoa at the Lincoln Memorial, Washington, DC, 1959

Christiane Amanpour conversa con Elliott Erwitt y Roberto Salas

En el escenario de The Times Center, en el centro de Manhattan, Roberto Salas intercambia junto al fotógrafo Elliot Erwitt sus experiencias en el testimonio de los primeros años del gobierno de Fidel. La charla fue moderada por la periodista Christiane Amanpour a inicios de mes, como parte de las actividades organizadas por el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York a propósito de “Cuba en Revolución”. (http://www.icp.org/museum/exhibitions/cuba)

Con un público cargado de estrellas como Uma Thurman y el escritor Fran Liebowitz, el programa abrió con la presencia del financier internacional Arpad Buson, de cuya colección fue organizada la muestra, y cerró con un inspirado panel sobre “las complejidades de la Cuba actual”. Para los fotógrafos aficionados, sin embargo, la charla con Salas y Erwitt fue el momento “caliente” de la jornada.

Hijo del destacado reportero Osvaldo Salas, Roberto nació y vivió en Nueva York hasta los 18 años, cuando tomó el primer vuelo a La Habana tras la entrada de los rebeldes. “Llegué en un avión cargado de rifles y pistolas que estaban reunidas en Nueva York, esperando el momento de su traslado” enfatiza con una sonrisa. “Unos días antes, me transportaba en el metro de la ciudad; unos días después me rodeaban personas con barbas y pelo largo y fusiles. Era un mundo fantástico.” Desde entonces La Habana ha sido su residencia.

Cuando era un muchacho, “Trabajaba con mi padre en Nueva York fotografiando bodas y cumpleaños. Cuando fui a Cuba, comencé a aprender cómo hacer fotografía.” Aunque de origen norteamericano, Salas se incluye a sí mismo entre los reporteros cubanos que testimoniaron los nuevos tiempos en la isla. “Fue un proceso de aprendizaje para todos nosotros. Nadie en Cuba, excepto mi padre, había hecho trabajo para la prensa.” Osvaldo hizo varios viajes a Cuba junto a Roberto, en 1959 y 1960, pero mantenía un estudio y negocios en NY.

A diferencia de Salas, cronista del nuevo gobierno desde los inicios, Elliot Erwitt –galardonado miembro de Magnum, y fotógrafo de arte, pasó aproximadamente una semana con Castro y Che Guevara en 1964 cumpliendo encargos de Newsweek.

“Mi viaje no fue muy profundo” declara, pero anota que durante ese tiempo tuvo acceso sin restricciones a Castro y su círculo de amistades. “Para mí, Fidel lucía como un cowboy”. Un día él y Castro fueron a un juego de pelota, “como espectadores. Y él decidió que podia pitchear el juego, así que bajó al terreno y comenzó a jugar. Y cuando le tocó el turno de batear, le hacían fáciles lanzamientos.” Entre las risas del público, añadió “Tengo la impresión de que hacía lo que deseaba. Besaba niños, se aparecía en lugares diversos. Casi como llevar una oficina”.

A Che Guevara, lo encontró “áspero, huraño” aunque “me regaló una caja de tabacos, muy amablemente”. Con el Che, la experiencia de Salas no fue muy distinta a la de Erwitt. “Luego descubrí que cuando era áspero con las personas, era porque les gustaba” explica Salas. “Si no le caías bien, ni siquiera te hablaba”. Sobre por qué Guevara no le gustaba ser fotografiado, Salas explica que “El Che siempre llevaba una cámara. Amaba la fotografía. E hizo algunas cosas desde un punto de vista artístico. Mi teoría es que no le gustaba le tomaran fotos porque era un fotógrafo. Y es que nunca en nuestra profesión encontré a alguien que le gustase ésto.”

Interrogado por Amanpour sobre la iconografía heroica de Castro, Che y otros líderes que dominan la exposición, Erwitt comentó que “era realmente difícil no tomar una mirada heroica de ellos. Era la naturaleza de su presencia, su imagen casi teatral. Eran casi actores”. Pero por supuesto, tenían otras cualidades. Habían hecho la Revolución”. Erwitt había visitado Cuba bajo Batista “y por supuesto, yo estaba por el cambio. Quizás no tan radical pero ciertamente un cambio. Era interesante comparar el antes y el después, aunque en este momento yo veía a través de los ojos de sus principales protagonistas”.

“Y ud encontró una población satisfecha? preguntó Amanpour- una con una relación diferente con los líderes”? “Sí- respondió Erwitt, absolutamente. Eran como estrellas de rock”.

“Qué dirá la Historia sobre Fidel Castro”- presionó Amanpour- “que era una estrella de rock o lo que hizo por Cuba”?

“No sé si responderá era una estrella”- replicó Erwitt- “Pienso que así lo expresan las imágenes. Pero pienso que la esencia está en algún lugar más allá. Y la esencia no radica exactamente en las imágenes”.

"Cuba en Revolución" permanecerá abierta en el ICP hasta Enero 9.

Fuente: Cuban Art News

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