sábado, 24 de noviembre de 2012

"REVOLUCIONARIOS", DE AUGUST SANDER

Revolutionäre [Alois Lindner, Erich Mühsam, Guido Kopp] 1929


August Sander
Revolutionäre (Revolucionarios)
1929
Gelatina de plata. Copia de época
26 x 21 cm


August Sander (Harford, 1876 - Colonia, 1964) fue un fotógrafo de estudio en diversas ciudades alemanas y austríacas a comienzos del silo XX, hasta que estableció un taller propio en Colonia a finales de los años 10. Allí, estimulado por amistades entre los artistas de la escena vanguardista local, como Otto Dix o Raoul Haussman, comenzó un proyecto más personal: una cartografía de la población de lo que entonces se llamaba la República de Weimar. Estos retratos documentales, realizados con visión frontal y tipológica, se caracterizan por incorporar a ellos la sabiduría del trabajo de estudio: las poses trabajadas y la composición acertada, además de un depurado enfoque. Esta técnica lo acercó a la estética de la Nueva Objetividad, en contra de los principios que relacionaban la fotografía con la pintura a través del pictorialismo y avanzando en lo que supondría la primera vanguardia fotográfica del siglo XX.

Su interés inmediato fue retratar el tránsito del mundo rural al mundo urbano, mostrar la inevitable desaparición de ambientes y tipos sociales; un proyecto muy cercano al de Walter Benjamin de escribir una gran obra formada con fragmentos de las fisionomías sociales del siglo XIX. Esa normalidad en la que también cabe lo raro cotidiano, lo no normativo como una tipología más, construía un orden amplio y complejo que la estética nazi no pudo soportar.

El título que dio a su gran proyecto fue Hombres del siglo XX y se constituía por unas seiscientas categorías profesionales, divididas en siete grupos, una obra que jamás sería terminada y cuyas pocas copias fueron destruidas por el régimen nazi. No en vano, en el centro de la imagen titulada los Revolucionarios se sitúa Erich Mühsam, poeta, editor y político anarquista judío exterminado por el régimen nazi en el campo de concentración de Oranienburg en 1934. De todos modos, ante los cambios sociopolíticos de la segunda mitad del siglo XX quizá, como la Obra de los Pasajes de Benjamin, se trate de un proyecto vinculado a una cara del mundo moderno, a una visión crítica pero enciclopédica y todavía humanista, quizá imposible de culminar en la posguerra europea.

Manuel Segade
 

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