jueves, 19 de septiembre de 2013

LA HISTORIA DEL ORIENTE SOVIÉTICO EN CARTELES DE PROPAGANDA


En los últimos años los carteles propagandísticos y publicitarios del período soviético gozan de gran interés: se lanzan numerosas ediciones ilustradas y se organizan exposiciones temáticas. Se exhiben fundamentalmente carteles impresos en Rusia, mientras que el arte de los cartelistas de las repúblicas de la antigua Unión Soviética prácticamente permanecen desconocidos. La exposición “El cartel del Oriente Soviético: 1918-1940”inaugurada en el Museo Estatal Central de Historia Contemporánea de Rusia, puede cambiar la situación conformada.

"Los carteles pueden contemplarse desde dos partes: por un lado, son obras de arte de caballete, es el resultado de la labor creativa del pintor. Nosotros, hemos tratado de mostrar y queremos hablar del cartel como la impresión del tiempo, del testimonio del tiempo, del monumento del tiempo", declaró en la ceremonia de apertura de la exposición el director general del museo, Serguéi Arjánguelov.
Durante el recorrido por la exposición no es fácil comprender qué es lo que despierta tanto interés: el contexto histórico y político, o las peculiaridades artísticas de los carteles que se exponen.

"Lo curioso del caso es que estos carteles eran poco conocidos en la época soviética por los habitantes de Moscú y Leningrado", dijo a La Voz de Rusia la comisaria de la exposición, María Filátova. "Lo que se creaba en el Asia Central o en el Cáucaso, por lo general, no salía de allí. Son mucho más originales que los que veíamos aquí. Allí, con frecuencia, no se invitaba a cartelistas profesionales, sino a pintores y a dibujantes gráficos, que veían y comprendían a su manera este tema".

Lo que diferencia a los carteles del Oriente Soviético es precisamente esa visión personal del tema, la búsqueda de medios plásticos tradicionales. Si el cartel político ruso de los años veinte es, en primer lugar, vanguardismo y constructivismo, en Oriente los elementos vanguardistas consuenan con las miniaturas refinadas, con el arte popular.

"Los carteles se lanzaban en grandes tiradas: de quinientos ejemplares hasta cuarenta mil. Y en ello estriba la paradoja: aquello que se editaba en grandes cantidades, ahora representa en sí documentos, que prácticamente no existen, dice María Filátova. Muchos carteles desaparecían en general. Y lo que entonces estaba permanentemente ante los ojos, ahora son importantísimos documentos del tiempo, una fuente interesantísima de la que extraemos gran cantidad de información. Es posible que esta información no siempre sea veraz, pero, no obstante, podemos hacernos cierta idea de cómo vivían los pueblos, de cómo pensaban los pueblos del Oriente Soviético".

El catálogo editado con ocasión de la apertura de la exposición merece una mención aparte. La edición ricamente ilustrada –más de doscientas cincuenta reproducciones de carteles de las colecciones del Museo Estatal Central de Historia Contemporánea de Rusia y la Fundación Mardjani– despertará el interés del más amplio círculo de lectores y cuenta con todas las posibilidades de ser una rareza bibliográfica.

Fuente: La Voz de Rusia









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