viernes, 5 de febrero de 2016

RESEÑA SOBRE "NOVEDADES DE LA ANTIGÜEDAD IDEOLÓGICA. MARX-EISENSTEIN-EL CAPITAL", DE ALEXANDER KLUGE

NOVEDADES DE LA ANTIGÜEDAD IDEOLÓGICA. MARX-EISENSTEIN-EL CAPITAL
Alexander Kluge.
Brumaria.
2015.
120 páginas.
8 euros

Este librito, que acompañaba a la instalación videográfica que Kluge presentó en la recientemente clausurada 56 edición de la Biennale de Venecia, añade un puñado de fragmentos más a esa apasionante constelación de ideas que conforma su proyecto en torno a Marx, Eisenstein y El Capital. La videoinstalación, que multiplica en varias pantallas su documental (una auténtica “intervención” televisiva) de nueve horas, se presenta como una resurrección del abortado proyecto eisensteiniano de adaptación de El Capital, una aventura que el cineasta soviético se propuso en 1927, mientras encaraba el montaje de Octubre, y al que tuvo que renunciar dos años más tarde, tras haber involucrado en el mismo a James Joyce, ante la falta de interés y de voluntad económica del Politburó de Moscú, la Gaumont francesa y Hollywood, y en el contexto de crisis financiera que impondría el crack bursátil.

Con su estilo inimitable, la pasión intacta por la mezcla de crónica histórica con pequeños y frágiles relatos de aliento parabólico, y la vocación, afilada por sus otros grandes maestros, Brecht y Adorno, por revertir el signo de los medios de comunicación masivos y la tendencia del poder a absorber y normalizar todo lo que se enuncia a través de sus cauces, el alemán recopila aquí textos e imágenes a modo de declaración de intenciones. Así, lo que sobresale en esta gavilla de pensamientos es la voluntad arqueológica de Kluge, un empuje no exento de ironía (el filtro folclórico de Till Eulenspiegel) que circunscribe la riqueza analítica de Marx y la experimentación artística de Eisenstein a una legendaria Antigüedad; una manera de preservarlos del fango económico y cultural de nuestros días (una forma de olvidarlos); una manera de convocarlos, de reanudar sus utopías políticas, sociales, económicas y estéticas, en tanto que mitos fértiles -una “mina imaginaria” en palabras de Kluge- con los que leer el presente (una forma de recordarlos). Nadie ha quedado más cerca de realizar esas “películas como esferas” de las que hablara Eisenstein que Kluge y Godard.

Reseña de Alfonso Crespo

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